Las tortugas Galápagos llevan una vida lenta y tranquila debido a su lento metabolismo, durmiendo hasta 16 horas al día y pasando el resto del tiempo alimentándose o descansando. No pueden regular su temperatura corporal de manera interna, por lo que recurren a comportamientos como revolcarse en el barro o tomar el sol para termorregularse. Siguen una rutina diaria específica, creando senderos distintivos en su hábitat.