Rhinopithecus roxellana

Son altamente sociales y forman sociedades complejas de varios niveles: pequeñas unidades familiares se agrupan en bandas más grandes que pueden contar desde docenas hasta varios cientos de individuos. Aunque principalmente arborícolas, muestran flexibilidad estacional y se alimentan de hojas, frutos, brotes, y son conocidos por consumir líquenes durante el invierno. Su comunicación incluye vocalizaciones, expresiones faciales y acicalamiento social.

La reproducción es estacional, y la mayoría de los nacimientos ocurren en primavera; las hembras suelen dar a luz una sola cría tras una gestación de aproximadamente seis meses. Las madres proporcionan cuidados intensivos; las crías permanecen integradas socialmente, y los intervalos entre nacimientos son largos (a menudo entre 1.5 y 2 años) debido a la inversión materna prolongada.

Adaptados al frío, poseen un pelaje excepcionalmente grueso y largo, hocicos cortos y estructuras nasales que reducen la pérdida de calor; los adultos muestran un dimorfismo sexual moderado (los machos son más grandes, con rostros más anchos). Sus extremidades fuertes y manos hábiles les permiten alimentarse y desplazarse entre los árboles; su dieta especializada de invierno (incluyendo abundantes líquenes) les permite sobrevivir en ambientes donde muchos primates tropicales no podrían.

Antiguamente distribuidos ampliamente por los bosques templados del centro de China, su rango y número se redujeron debido a la caza, la tala de árboles y la expansión agrícola durante los siglos XIX y XX. Los estudios científicos aumentaron en el siglo XX, revelando su inusual estructura social y su especialización ecológica.

Rhinopithecus roxellana está en peligro — clasificado como “En Peligro” — con poblaciones fragmentadas debido a la pérdida de hábitat, las infraestructuras y la caza histórica. Las acciones de conservación (reservas protegidas, lucha contra la caza furtiva, reforestación y programas comunitarios) han ayudado a estabilizar o aumentar algunas poblaciones locales, pero la recuperación a largo plazo depende de la conectividad del hábitat y la protección continua.