Hippocampus

Los caballitos de mar nadan mal y dependen de su aleta dorsal para impulsarse y de sus colas prensiles para sujetarse a pastos marinos, corales o manglares. Suelen ser solitarios o vivir en parejas, alimentándose de pequeños crustáceos que succionan rápidamente con el hocico. Muchas especies forman lazos monógamos y realizan saludos diarios para mantener la conexión de pareja.

Tienen uno de los sistemas reproductivos más únicos del reino animal: los machos llevan el embarazo. Las hembras depositan los huevos en una bolsa incubadora especial del macho, donde él los fertiliza y los mantiene hasta que da a luz a crías completamente formadas. El número de crías varía entre unas pocas docenas y más de mil, según la especie.

Los caballitos de mar tienen placas óseas en lugar de escamas, lo que les proporciona protección sin perder flexibilidad. Sus ojos se mueven de forma independiente, lo que les permite observar presas y depredadores al mismo tiempo. Muchas especies pueden cambiar de color para camuflarse o comunicarse.

Habitan en aguas costeras poco profundas de todo el mundo, especialmente en praderas marinas, arrecifes de coral y manglares. Han aparecido durante siglos en la mitología, el arte y la medicina tradicional, especialmente en Asia, lo que les da un gran valor cultural.

Muchas especies de caballito de mar están amenazadas por la pérdida de hábitat, la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación para el comercio de acuarios y la medicina tradicional. Los esfuerzos de conservación incluyen áreas marinas protegidas, regulaciones comerciales sostenibles y restauración de hábitats para apoyar a las poblaciones en declive.